MONUMENTOS DE BEIRES







  • El "Castillo de los Moros" es una fortificación construida por los musulmanes con fecha desconocida. Podría datarse de la primera mitad del S.XIII por su similitud a castillos como el de Aspe (Alicante) o los Cuájares (Granada).
En época árabe Al-Udri menciona la existencia de un castillo para cada distrito agrícola, llamado "yuz", que significa parte o trozo. También se menciona la existencia de los castillos para las comarcas, llamadas "iklim". Su función en tiempos del rey de Granada Abd-alá era de asentamiento militar, concesión territorial y recaudación de impuestos.

Esta construcción se clasificaría como "castillo roquero" por ser pequeño, apropiado para la vigilancia estratégica de un territorio o camino y reocupado en diversas ocasiones.

Se sitúa en un cerro amesetado inclinado al sur con amplio dominio visual sobre las tres alquerías próximas o pueblos (Beires, Almócita y Padules). El recinto amurallado simple, muestra una planta sensiblemente rectangular de unos 2.000 m2. En su extremo norte se levantó un gran "baluarte" o torreón de uno 11 m. de longitud y 7 m. de anchura. De su extremo occidental partía un largo muro de 31 m. acabado en una pequeña "torre albarrana"(torre de un recinto fortificado con el que se comunica por un pequeño arco o puente fácilmente destruible. Sirve de Atalaya y para echar al enemigo), que protegía un área habitada extramuros.

Actualmente se encuentra casi desaparecido. Solo quedan los restos de lo que en su tiempo fue un castillo. Fue declarado BIEN DE INTERÉS CULTURAL, con la categoría de Monumento y un reconocimiento especial de la Junta de Andalucía en 1993.

Son muchas las leyendas en torno a este monumento. Por ejemplo se dice que hay un tesoro dentro de la montaña fruto de los impuestos que se recaudaban y que está lleno de pasadizos secretos que lo comunican con el pie del monte...Pero esto es solo mito, la realidad solo ellos la sabían.






  • También tiene especial interés la Iglesia del pueblo, el honor del patrón del pueblo, San Roque. IGLESIA

Iglesia de planta de cruz latina, con muros de cajones de mampostería entre rafas y cintas de ladrillo y cornisa también de ladrillo en saledizo. A los pies, una sencilla portada latericia, mientras que la torre se levanta junto a la cabecera en el lado del evangelio y presenta dos ventanas en cada lateral y tejado a cuatro aguas. En el interior aparece una cúpula sobre pechinas en el crucero y bóvedas de medio cañón en la nave, brazos del transepto y presbiterio. Unas ventanas sobre la portada y en los extremos del transepto iluminan el interior. Dedicada a San Juan Bautista.

La iglesia de Beires se construyó entre 1676 y 1679 a cargo de Pedro de Cerezuela en sustitución de la antigua, que ya en 1673 tuvo que ser apuntalada por lo que el maestro de albañilería Pedro López y se hallaba en la cúspide del cerro de Beires. Las condiciones para la construcción fueron dadas por el veedor de iglesias del arzobispado José Granados de la Barrera en 1676 y en diciembre de 1679 se hizo la traslación desde la iglesia antigua, mientras que el maestro albañil se quedaría con los materiales aprovechables de la iglesia vieja. La nueva iglesia era de planta rectangular, con torre en la cabecera y armadura de tradición mudéjar. En 1745 el maestro Indalecio Guiot hizo obras y reparos, pero la intervención más importante se produjo en 1782 con la construcción de la nueva cabecera con crucero. Posiblemente coincidiendo con esta ampliación, se elevó la torre con un nuevo cuerpo de campanas.

Es un claro ejemplo de las transformaciones que sufren a lo largo de la Edad Moderna las iglesias rurales como consecuencia del aumento de la población y el cambio de los gustos estéticos.



  • Ermita de los Desamparados, compartida por Almócita, Beires y Padules (s XVII)



  • El nacimiento


  • Los molinos










  • La pileta





La "pileta" o en este caso el "piletazo" tiene su historia en Beires varios siglos atrás.

El agua de la pileta nace de una pequeña mina que hace que la balsa se llene; al principio esta balsa se dedicaba a recoger el agua para unos pocos regantes del pueblo, pero al ir pasando el tiempo se ha convertido en el lugar de ocio de Beires.

Toda la gente del pueblo se ha bañado alguna vez que otra en la famosa "PILETA", incluso viene gente de los municipios de los alrededores para bañarse, ya que dicen que el agua de ésta tiene efectos curativos. Lo que no saben es que esta muuuuuuuuy fría.

Gente acordaros de esos días que está la balsa llena y nos tiramos desde la montañita o cerro, salpicando a la gente que toma el sol; y esas tardes hasta las ocho cuando ya empezaba a hacer fresquito....y nos bañabamos otra vez....

Si la pileta hablara............






 
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